El Valle de los Sueños


El Valle de los Sueños

En el Valle de los Sueños, donde la arena susurra secretos del tiempo y las estrellas de mar observan desde su lecho dorado, una mujer de cabello como la noche se encuentra en contemplación. Su mirada, perdida en la textura de un astro marino, busca respuestas a preguntas que solo el viento conoce. Detrás de ella, un caballo blanco, mensajero de otros tiempos, deambula sin rumbo, con su crin ondeando al compás de una melodía silenciosa. Las esculturas, guardianes de la eternidad, emergen de la arena, testigos de un mundo que una vez fue y que podría ser de nuevo. Las monedas esparcidas, reliquias de fortunas olvidadas, brillan bajo el sol como estrellas caídas, cada una contando su propia historia de riqueza y ruina. Y allí, en la inmensidad del muro, el rostro de la sabiduría tallado en la montaña observa con ojos de piedra, su mirada eterna custodiando el valle. El cielo, un lienzo de contrastes, alberga nubes cúmulos que juegan a ser montañas efímeras, mientras que, a la derecha, las nubes largas y aerodinámicas trazan caminos para los viajeros de otros mundos.

En este lugar, donde lo real y lo imaginario se entrelazan, la mujer y el caballo, las esculturas y las monedas, el rostro en la montaña y las nubes en el cielo, todos conviven en una armonía surrealista, esperando que el narrador de historias despierte y les dé vida con su pluma.

Dante Amerisi.

«El Valle de los Sueños».
Lápiz sepia sobre papel, 70×50 cm. Dante Amerisi, 2023.

Simbología

1.- El caballo blanco en el valle de los sueños simboliza pureza y libertad. En muchas culturas, el caballo blanco es visto como un ser mágico, capaz de cruzar entre mundos y llevar mensajes de los dioses. Su presencia en el valle añade una capa de misticismo y maravilla, sugiriendo que este lugar no es solo un paisaje físico, sino también un cruce de caminos para las almas y las historias que se entretejen en el tapiz del universo.

2.- La escultura tallada en el muro de la montaña simboliza la sabiduría eterna y la protección. En la narrativa del Valle de los Sueños, ella podría ser considerada la guardiana del conocimiento ancestral y la naturaleza. Su rostro imperturbable, esculpido en la montaña, representa la constancia y la permanencia en un mundo de cambios vertiginosos. Ella es la observadora silenciosa de todas las historias que se desarrollan en el valle, ofreciendo su guía incondicional a aquellos que buscan comprender los misterios del universo.

3.- La mujer en el Valle de los Sueños representa la curiosidad y la búsqueda de conocimiento. Ella contempla la estrella de mar con atención porque simboliza la conexión entre el cielo y la tierra, entre lo tangible y lo intangible. La estrella de mar, un ser del océano que ha encontrado su camino en la arena del valle, es un enigma que despierta la imaginación de la mujer, invitándola a reflexionar sobre los misterios de la vida y la interconexión de todas las cosas. En este lugar de ensueño, cada elemento tiene un significado más profundo, y la mujer, como protagonista de su propia historia, busca entender el papel que juega en este vasto y mágico universo.

4.- Las estatuas semienterradas en el valle de los sueños simbolizan los recuerdos y la historia, emergiendo parcialmente para recordarnos el pasado que aún vive bajo la superficie del presente. Son como ecos de una civilización antigua, que aún tienen historias que contar y lecciones que enseñar.

5.- Las monedas sobre la arena, por otro lado, representan la fortuna y el azar. Cada moneda tiene dos caras, al igual que la vida tiene sus altibajos. En el contexto del valle, podrían ser vistas como ofrendas dejadas por viajeros pasados, deseos y esperanzas lanzados al viento, o tal vez el precio pagado por aquellos que buscan cruzar de un sueño a otro.

Juntos, estos elementos añaden capas de misterio y profundidad al valle, invitando a los visitantes a explorar no solo el paisaje, sino también las historias ocultas y los significados que yacen enterrados en la arena del tiempo.

6.- En el valle de los sueños, el cielo es un reflejo de la dualidad de la existencia. Las nubes cúmulos a la izquierda representan la solidez y la estabilidad, como montañas que flotan, ofreciendo sombra y refugio. Son la manifestación de lo conocido y lo confortable.

7.- Las nubes largas y aerodinámicas a la derecha simbolizan el movimiento y el cambio, la naturaleza fluida de la vida y los sueños. Ellas invitan a la exploración y al viaje, sugiriendo la posibilidad de aventuras y descubrimientos más allá del horizonte.

Esta división en el cielo del Valle de los Sueños sirve para recordar que, en cada historia, en cada lugar, y en cada momento, coexisten la constancia y la transformación, el hogar y el viaje, lo eterno y lo efímero. Es un equilibrio poético que invita a la reflexión y a la maravilla.

En resumen, la imagen captura la esencia de un lugar donde lo real y lo imaginario, lo temporal y lo eterno, lo material y lo espiritual se entrelazan. Es un espacio donde los sueños y la realidad se encuentran, invitando a la reflexión sobre nuestra propia existencia y el universo que nos rodea. Es una composición que invita a cada espectador a interpretar y a encontrar su propio significado dentro de esta escena surrealista.

Dante Amerisi.

2 comentarios en “El Valle de los Sueños

  1. Precioso dibujo con mucho simbolismo. Te expresas muy bien. Se me han quedado grabadas para siempre estas palabras tuyas: «Las estatuas semienterradas en el valle de los sueños simbolizan los recuerdos y la historia, emergiendo parcialmente para recordarnos el pasado que aún vive bajo la superficie del presente. Son como ecos de una civilización antigua, que aún tienen historias que contar y lecciones que enseñar.»
    Un abrazo,

    1. Gracias María, aprecio mucho tus palabras. Afortunadamente existen personas como tú, que saben escuchar los ecos de civilizaciones antiguas, que pueden descifrarlos y ponerlos a nuestro alcance, para ayudarnos a comprender nuestra propia especie, nuestra historia, nuestros orígenes como civilización y delinear así nuestro futuro. De alguna forma u otra, vamos de la mano. ¡Abrazos!

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