Sed de poder socialista


¿Qué hace que un líder socialista que luchó contra la dictadura que oprimía a su nación, quiera perpetuarse en el poder, contrario a los valores que antes defendía? Hasta hoy, Daniel Ortega suma ya 22 años en el poder. ¿No es esta otra forma de dictadura?

Daniel Ortega, líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional, presidente de Nicaragua entre 1979 y 1990, retomó la presidencia de ese país el 10 de enero de 2007. Fue reelecto como presidente en las elecciones generales de 2011 y en las de 2016.
Actualmente protagoniza la represión violenta del pueblo nicaragüense, que ha salido a las calles a manifestarse en contra de sus reformas. Las cúpulas empresariales y la sociedad le dan la espalda.

Según lo dice la historia, los libertarios socialistas se han erigido como dictadores en varios momentos y en varios países. Pareciera que los lideres sociales también se enferman de sed de poder.

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Daniel Ortega, presidente de Nicaragua desde 1979.

Retomemos el cuestionamiento: ¿Por qué un líder socialista, que en su pasado luchó contra una dictadura opresiva, desea mantenerse en el poder a pesar de ir en contra de los valores que alguna vez defendió? Aquí algunas reflexiones:

  1. Sed de Poder: El poder puede ser adictivo. Una vez que alguien lo tiene, es difícil renunciar a él. Incluso aquellos que comenzaron con ideales nobles pueden verse atrapados en la búsqueda de mantener su posición. Eso habla de la falta de ética del personaje.
  2. Miedo a la Inestabilidad: Algunos líderes pueden creer que solo ellos pueden mantener la estabilidad y evitar el caos. Temen que, si se retiran, la nación podría enfrentar crisis o conflictos. Esto evidencia un gran desapego al compromiso de libertad y democracia.
  3. Corrupción: El poder puede corromper incluso a los más idealistas. La tentación de usarlo para beneficio personal o para favorecer a allegados puede ser irresistible.
  4. Legado y Ego: Los líderes a menudo desean dejar un legado duradero. Permanecer en el poder les permite moldear la historia y asegurarse de que su visión prevalezca. El ego termina minimizando los valores del prócer, anteponiendo su vanidad a los principios por los que prometió luchar. Es una traición a sí mismos.
  5. Presión Política y Amenazas: A veces, líderes enfrentan presiones internas y externas. Pueden temer represalias o consecuencias si abandonan el poder. Esto significa que sus revoluciones no están bien apuntaladas o no tienen el respaldo general de ese pueblo que pretendían liberar.
  6. Adaptación a la Realidad: La realidad política y económica puede ser más complicada de lo que imaginaron inicialmente. Algunos líderes pueden justificar su permanencia en el poder como una necesidad pragmática. Y entonces tienden a cometer los mismos pecados políticos que cometieron aquellos a quienes depusieron del poder, convirtiéndose en lo mismo que odiaban.

La lucha entre principios y poder es un dilema constante en la política y la historia. Solo los espíritus nobles son leales a sus principios. Los que son vanos pasan de ser grandes líderes a terribles tiranos.

Dante Amerisi. Los Retos de la Razón.

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