Búsqueda incesante (ecos del alma)


Búsqueda incesante (ecos del alma)

En el caos de la existencia
el alma se inflama,
se expande, se contrae,
se humedece y se evapora,
envejece y se renueva
en un ciclo que parece interminable,
pero que no lo es.

El cuerpo que la contiene
brilla desde dentro con su vitalidad.
Cada vez que miramos a los ojos del espejo
su imagen nos devuelve no solo una mirada,
Sino un caudal de sensaciones indescriptibles,
entrañables, misteriosas y a veces indescifrables.

Es nuestra alma el camino que hemos recorrido,
sin darnos cuenta, por la vida;
está marcada con las huellas de pasiones,
penas, alegrías, confusiones y amores que hemos vivido.
Y solo podremos describirla
haciendo un recuento de todo ello,
pues el alma se nutre de intangibles.
El alma es, entonces, todo eso.

Hay una búsqueda que parece necesaria,
Una búsqueda imperiosa, intuitiva,
como una voz que llama en la distancia,
que dice mi nombre, tu nombre,
nuestros nombres.
Y esa voz nos incita a seguirla
siempre por parajes desconocidos.
Resulta tentadora y se vuelve inquisitiva;
nos jala, nos empuja, nos guía
y a veces también nos pierde.

Esa búsqueda incesante,
origen de nuestros destinos,
nos separa de lo que debimos haber sido
y nos da eso que somos.
Por esa búsqueda entramos en laberintos,
en junglas, en pantanos, en desiertos.
Por esa búsqueda nos extraviamos.
Es la búsqueda de lo que somos
y lo que seremos.

Y si bien, encontrar resulta bueno,
no es nuestro propósito.
Nuestro fin no es encontrar,
sino buscar, incesantemente.
Aunque no encontremos,
la búsqueda resulta tan excitante,
Que, si alguna vez terminara,
el andar de nuestra vida terminaría también.
Es ese afán de buscar lo que va llenando el alma,
nuestra maleta existencial,
con los ropajes que escogimos
a lo largo de una vida.

Quizá un día, al filo del destino,
cuando hayamos caminado tanto
que nuestros pies cansados
nos pidan descansar,
entonces nos atreveremos a parar,
convencidos de que la vida ha sido buena,
comprendiendo que morir
es parte de este misterio del alma;
parte de esa búsqueda incesante;
parte de esa búsqueda por nosotros mismos…

Dante Amerisi.  El hombre y su desierto

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